En los últimos meses, la palabra “bonos” ha estado en boca de muchas personas en nuestro país. Normalmente, la sociedad dominicana asocia el evento de una posible emisión de bonos por parte de una empresa o un gobierno, como el último suspiro de desesperación para las necesidades de financiamiento de la institución solicitante.

Esta mala concepción sobre el acto de emitir bonos constituye una de las razones principales por la cual nos ha tomado tanto tiempo y esfuerzo a los participantes del mercado transmitir el mensaje sobre los beneficios de este tipo de instrumentos, tanto para la institución que necesita captar capital fresco a un costo eficiente, como para aquellas personas físicas y/o jurídicas que desean optimizar el rendimiento de sus recursos ociosos.

En este artículo me planteo explicarles de manera muy básica y coloquial lo esencial del mercado de los bonos con el objetivo de que ustedes como consumidores de este escrito, puedan tomar una decisión sobre si les parece bien considerar este tipo de instrumento, ya sea para responder a una necesidad puntual de financiamiento de la institución a la que pertenecen, o para invertir el capital ocioso en búsqueda de generar un rendimiento mayor a la alternativa tradicional con la que ha crecido prácticamente la totalidad de nuestra población.

“El financiamiento de una institución a través de la emisión de bonos constituye una actividad natural del giro de cada institución en particular”

 

Lo primero que debemos saber es que un bono equivale a una deuda, la institución que necesita el financiamiento acude al mercado y realiza una emisión de bonos, convirtiéndose automáticamente en el deudor del monto que logra financiar a través del mercado. En términos del mercado de capitales a esta empresa se le denomina El Emisor. Por otro lado, se encuentra la persona física o moral cuyos excedentes de flujos de efectivo ostentan una mayor rentabilidad por optar invertir dichos flujos en la institución que presenta la necesidad de financiamiento, este participante es El Inversionista.

El fin de todo Emisor es conseguir de manera eficiente el capital necesario para llevar a cabo los proyectos que le ayudarán a ser más competitivo, expandir el negocio y cumplir con el mandato y objetivo con el cual fue concebido, agregando valor de manera continua a sus accionistas (con fin de lucro), o al medio que le rodea (sin fin de lucro). Con la meta de acceder a los recursos necesarios para lograr las actividades antes mencionadas, el Emisor ofrece a cambio una tasa de interés anual, la cual paga de forma periódica a los Inversionistas. Esta tasa de interés ofertada se denomina Cupón.

La institución accede al mercado en búsqueda de capital para financiar proyectos que le permitirán cumplir con sus objetivos estratégicos. En el proceso de acceder a recursos puede elegir entre distintos grupos de interés:

  1. Capitalización por parte de los accionistas de la empresa
  2. Financiamiento tradicional por parte de una institución financiera
  3. Emisión de Instrumentos de Oferta Publica a través del Mercado de Capitales

Esta relación de Oferta y Demanda se unifica a través de un sistema, el cual conocemos como el Mercado de Capitales, específicamente en la plataforma de negociaciones de La Bolsa de Valores, la cual provee la infraestructura tecnológica donde se formaliza dicho intercambio, y donde ocurre el proceso de descubrimiento de precio de dichos instrumentos.

"El mercado es regulado y vigilado por una institución rectora llamada la Superintendencia del Mercado de Valores, la cual vela por que se respeten por igual los derechos de cada uno de los inversionistas"

El objetivo principal de todo mercado es alcanzar el máximo grado de eficiencia, el cual se consigue a través de la unificación continua de la Oferta y la Demanda mediante la asignación del “Fair Market Value o Valor Justo de Mercado” a cada uno de los instrumentos que se negocian a través del mismo. Con esto se logra asignar los recursos de manera eficiente; en el buen español, se consigue que todo Comprador y Vendedor que acuda a dicho mercado pueda ejecutar su mandato al precio más razonable en comparación con las condiciones actuales que presenta el mercado. La ejecución del mandato es realizada por entes profesionales certificados para cumplir con las instrucciones de sus clientes que en este caso serían los Emisores e Inversionistas, estos entes son llamados Corredores de Valores, los cuales realizan sus funciones de intermediación dentro de las instituciones denominadas Puestos de Bolsa.